English |
  Français
  Español
  Français

Las actividades economicas de Estados Unidos

Estás aquí: Países / Estados Unidos
Estados Unidos es el tercer país más grande del mundo tanto en superficie total como en población. Además, cuenta con la economía nacional más grande del mundo, con un producto interior bruto (PIB) nominal estimado de 16.62 billones en 2012, lo que representa aproximadamente el 25 por ciento del PIB nominal global. Su PIB nacional en paridad de poder adquisitivo es también el más grande del mundo, aproximadamente el 20 por ciento del total mundial. Los Estados Unidos tienen una economía mixta y ha mantenido un ritmo estable de crecimiento global del PIB, una tasa de desempleo moderada, y altos niveles de investigación y de inversión de capital. Sus cinco socios comerciales más importantes son Canadá, China, México, Japón y Alemania.

Al ser la mayor economía global, muchas de las instituciones financieras y económicas principales del mundo se pueden encontrar en los Estados Unidos. El país cuenta con el mercado de valores más grande del mundo, el mayor depósito y reserva de oro mundial, y 139 de las 500 empresas más grandes del mundo, una cifra que casi duplica a la de cualquier otro país.

Estados Unidos ha tenido la mayor economía nacional del mundo, al menos desde la década de 1890. En la actualidad es el mayor fabricante del mundo, lo que representa casi el 20 por ciento de la producción manufacturera global. El mercado de trabajo en los Estados Unidos siempre ha atraído, y continúa haciéndolo, a inmigrantes de todos los países y su tasa de inmigración neta está entre las más altas del mundo. Según algunos estudios, como el "Índice de facilidad para hacer negocios" y el "Índice de competitividad global", entre otros, la de Estados Unidos es una de las economías de mejor desempeño, y el país ocupa el primer lugar a nivel mundial en el sector de tecnología de la información según el "Índice de Competitividad de TI".

Estados Unidos tienen una gran cantidad de recursos naturales. Además de contar con las mayores reservas mundiales de carbón, el 22,6 por ciento del total mundial, también ocupa el puesto 14 entre las mayores reservas petroleras y el sexto entre las reservas más grandes de gas natural. Otros recursos naturales que son abundantes en el país incluyen el plomo, cobre, fosfatos, oro, hierro, mercurio, plata, níquel, molibdeno, uranio, bauxita, tungsteno, potasio, el cinc, y la madera.

Wall Street Hoy en día la economía de los Estados Unidos está recuperándose lentamente de la recesión económica que siguió a la crisis financiera de 2007 a 2008. En Septiembre de 2013, la tasa de desempleo era del 7,3 por ciento (aproximadamente 11 millones de parados). La pobreza extrema en los Estados Unidos, es decir los hogares que viven con menos de 2 dólares al día (excluyendo las ayudas del gobierno), se duplicó respecto a los niveles 1996; es decir a 1.500.000 familias con 2,8 millones de niños. El 10 por ciento de los estadounidenses más ricos poseen el 80 por ciento de todos los activos financieros del país.

En este artículo vamos a repasar la historia y evolución de la economía de Estados Unidos, desde sus raíces coloniales hasta nuestros días.

La economía de los Estados Unidos: De la América colonial a la actualidad

Las trece colonias originales establecieron su independencia económica gracias al ingenio, la frontera, y la valiosa ayuda de Francia y sus aliados. De estos humildes orígenes Estados Unidos—y su deuda nacional—vieron sus comienzos, y ambos han crecido, al parecer, sin límites. Sin embargo en los años previos al 250 aniversario de la nación han surgido graves dudas sobre la sostenibilidad de las prácticas económicas de Estados Unidos. Como la fuerza económica más potente del mundo, en el siglo XX América ocupó el puesto de capital financiera. Sin embargo, al continuar en aumento su déficit comercial, la mayor parte de su enorme deuda está ahora controlada por China, y la transferencia de poder parece haber iniciado su curso. Pero a pesar de estar inmersa en una recesión económica el modelo del sueño americano sigue latente aunque pendiente de un hilo. El que Estados Unidos pueda salir indemne en los próximos años todavía está por verse. Es una situación económica complicada que no puede separarse de la economía mundial.

La América colonial (antes de la independencia)

Durante el periodo colonial la economía de Estados Unidos se basaba principalmente en la agricultura. Aun cuando la economía se expandió hasta mediados de la década de 1700 las colonias sólo hicieron pequeños progresos hacia la industrialización antes de su independencia. Irónicamente, en comparación con la economía de los siglos XX y XXI, la economía de las 13 colonias fue bastante estable. Con el crecimiento demográfico por los  nacimientos y la inmigración se inició una expansión económica dinámica, aunque los americanos del periodo colonial eran de por si cada vez más autosuficiente.

Aunque los colonos europeos en América inicialmente tuvieran grandes dificultades, un hecho bien documentado y conocido, la prosperidad del norte, debido a las industrias pesqueras y de la piel, impulsó la economía local gradualmente. Cuando el crecimiento demográfico, el comercio exterior (principalmente por la agricultura), y la expansión económica en general permitieron a las colonias mantenerse por sí mismas, muchos estadounidenses notables, como Benjamin Franklin, predijeron que el "el peso del poder político y económico se desplazarían por el Atlántico del imperio británico a las colonias”. Y así sucedió.

En 1776, el nivel de vida de la sociedad americana blanca y libre ya era alto, en gran parte debido a una abundante reserva de alimentos y tierras que proporcionaban un promedio de ingresos relativamente alto. Cuando los Estados Unidos de América fueron reconocidos oficialmente como nación soberana por el Tratado de París en 1783, la economía colectiva del país se formó de forma oficial.

Los primeros años (anteriores a la Guerra Civil, de 1787 a 1850)

En los años posteriores a la redacción y ratificación de la Constitución de los Estados Unidos, la economía del país registró un enorme crecimiento. La propia Constitución establecía una especie de carta estatutaria sobre la economía en la que se establecía la regulación tanto del comercio como del dinero por parte del Congreso de los Estados Unidos. Es más, la Constitución abrió el mercado del territorio estadounidense y con la apertura de sus fronteras, el nuevo país permitió un flujo interno libre de bienes e ideas. El impuesto sobre el whisky promulgado en 1791 fue una excepción evidente, un impuesto impopular destinado a ayudar al país a pagar su deuda nacional contraída principalmente con Francia como consecuencia de la Guerra de la Independencia. A partir de 1788, los recién independizados Estados Unidos vieron el crecimiento de su productividad ascender a aproximadamente el 2% por año. Debido a una fuerte base económica originada con los británicos, la economía estadounidense rápidamente se igualó a la de sus ex gobernantes.

El nuevo país eligió a su primer presidente, George Washington, en 1789 y mientras que los bienes eran ciertamente abundantes en esa época, no así la industria. Sin embargo esto cambiaría rápidamente gracias en gran parte a un período sin precedentes de iniciativa empresarial estadounidense. El país vería un desarrollo económico regional característico de cada zona, como los astilleros que prosperaban en Nueva Inglaterra, los cultivos y las pieles que abundaban en las colonias medias, y la economía de plantación en el Viejo Sur. En 1789, la industria textil de los Estados Unidos se revolucionaría gracias a un hombre llamado Samuel Slater, un aprendiz de textiles de una fábrica británica que emigró a los Estados Unidos. Antes de salir de Inglaterra, Slater memorizó el plano de una pieza de la maquinaria textil, y de memoria reconstruyó la máquina en los Estados Unidos.

Washington fue un gran partidario de la industria estadounidense., en una época en la que la mano de obra se empleaba en el campo agrícola, como agricultores de subsistencia. Sin embargo el impulso hacia una nación más industrializada se vio frenado con la elección del tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, gran partidario de la industria agrícola. Con el apoyo de algunos de los líderes más importantes del sur, Jefferson hizo hincapié en una América agraria con una participación mínima por parte del gobierno.

Un punto de vista opuesto al de Jefferson era el de Andrew Hamilton, primer Secretario de Estado de Estados Unidos  Hamilton, junto con su Partido Federalista, abogaba por un gobierno central fuerte, como forma de fomentar la industria y el comercio y como base de una economía estadounidense en ciernes. Hamilton también presionó para formar un banco nacional de EE.UU. como forma de respaldar una moneda fuerte y para obligar a través de políticas que ayudaran a acumular capital para apoyar la industria estadounidense.

Por su parte, los proponentes sureños de una economía basada en la agricultura y de la que era partidario Jefferson, deseaban encontrar algún descubrimiento agrícola, sobre todo porque otros territorios comenzaron a competir con la industria tabacalera de Estados Unidos. Se realizaría este hallazgo con la invención de la desmotadora de algodón, inventada por Eli Whitney en 1793. La desmontadora era un dispositivo sencillo pero capaz de facilitar un gran ahorro de tiempo,. Esta máquina, junto con la mano de obra esclava, engrandeció el Sur hasta convertirse prácticamente a un imperio económico.

La primera mitad del siglo XIX vio la expansión de la frontera estadounidense por la compra de Luisiana, lo que duplicó el tamaño del país, y una economía impulsada por el transporte. Los canales financiados por el gobierno , tales como el Canal de Erie, abrieron nuevas regiones a los colonos occidentales, mientras que las mejoras en el transporte acuático, sobre todo por la invención del barco de vapor, permitieron una mejor circulación a lo largo del río Mississippi y sus afluentes. Pasada la edad de oro del barco de vapor, después de la década de 1840, un nuevo tipo de transporte, el ferrocarril, se convirtió en el núcleo de la economía estadounidense y la llevó a máximos históricos . El ferrocarril conectó para siempre al este con el oeste en 1869 cuando finalizó la construcción del Ferrocarril Transcontinental. Las compañías ferroviarias se convirtieron en el principal sector económico en la segunda mitad del siglo XIX, apoyadas por las concesiones de tierras del gobierno y las inversiones multinacionales. Sin embargo por entonces, la economía estadounidense se vería afectada directamente por dos acontecimientos importantes: la fiebre del oro y de la Guerra Civil Americana.

La Fiebre del Oro y la Guerra Civil

La fiebre del oro Cuando se descubrió oro por primera vez en California en 1848, no sólo se vivieron importantes cambios de población en Estados Unidos, con miles de personas en rumbo al Oeste, sino que también cambió el equilibrio del interés económico en el país. Desde los primeros disparos de la Guerra Civil en 1861, el oro no sólo respaldó la moneda estadounidense, sino que se convirtió en una fuente de financiación indirecta de la guerra del Norte, debido a su papel en la industria norteña. Sin embargo al poco tiempo tanto en el Norte como en el Sur se recurrió al papel moneda. La inflación aumentó exponencialmente en ambos lados, pero sobre todo en el Sur, que carecía del poder institucional del Norte, el cual ya tenía establecido tanto el Tesoro Público como un sistema de recaudación de ingresos. Por ejemplo, en 1861 el primer impuesto federal sobre la renta se estableció en Estados Unidos, al igual que el primer predecesor del actual Servicio de Impuestos Internos (Internal Revenue Service, IRS). La Guerra Civil provocó también que la deuda nacional llegara a máximos, ochenta veces su tamaño anterior a la Guerra Civil.

En los años previos a la Guerra Civil, el Norte y el Sur, así como los dos partidos políticos que los representaban, estaban divididos por causa de la esclavitud. El tema fue resuelto después de cuatro años de derramamiento de sangre, con la Proclamación de Emancipación de 1863 y la eventual victoria del Norte. Abraham Lincoln, quien dirigió el país durante estos tiempos turbulentos, tenía que preservar los intereses industriales del norte, lo que llevó a imponer un arancel a los productos extranjeros en 1861. Por otra parte, la propia guerra ayudó a reforzar en gran medida la economía industrial del Norte, que persistiría y florecería por décadas.

La Reconstrucción y la Primera Guerra Mundial

Cuando la Guerra Civil llegó a su fin, la América del Sur estaba en ruinas, y las plantaciones que usaban esclavos fueron repartidas. La esclavitud fue reemplazada por la agricultura de arrendatarios y aparceros, pero a pesar de los ideales del Norte sobre una armonía racial, la segregación se convirtió en la norma en el Sur.

Para la Guerra Civil, ya el 33 por ciento de la economía nacional se debía al sector industrial del cual gran parte se llevaba a cabo en el norte. Después de la guerra, la economía estadounidense experimentó un período de gran crecimiento industrial, impulsada por descubrimientos y la innovación que dieron lugar a la producción en masa. Las pequeñas empresas comerciales se convirtieron en la base de la economía estadounidense durante esta "edad de oro", forjada por los emprendedores de la industria manufacturera y el comercio y que superó a la aportación económica de la agricultura en la década de 1880.

Al inicio del siglo 20, las industrias relacionadas con el vapor y el agua se vieron sacudidas por el descubrimiento de la electricidad y el primer automóvil, los cuales ayudaron a impulsar la economía de Estados Unidos. La fabricación ya estaba en su punto más alto en los tiempos previos a la Primera Guerra Mundial, cuando la industria cambió de enfoque y de materias primas para la producción de equipos de guerra y provisiones. Al igual que durante la Guerra Civil, el enfoque de la economía de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, se trasladó a la financiación militar y al apoyo a los soldados.

La Ley de Impuestos de Guerra de 1917 aumentó la contribución tributaria a los estadounidenses, mientras que el gobierno vendía bonos de guerra al público en general y a la recién creada Reserva estadounidense. Entonces Estados Unidos se aferraba a un estándar de oro para respaldar su moneda, de modo que el meramente evitar imprimir más dinero tenía como fin preservar el estándar a la vez que se prevenía la inflación. Sin embargo, la guerra cambió la economía de Estados Unidos de varias maneras. Los impuestos se redujeron un poco al acabar la guerra, pero seguían siendo más altos que antes de la misma. La Reserva Federal asumió un papel más dominante, y Nueva York se convirtió en el centro financiero del mundo. La prosperidad en la década de 1920 se debió en gran medida al consumismo de la post-guerra, pero a finales de esa década con la caída del mercado de valores en octubre de 1929, el gobierno se vio obligado a intervenir y asumir un papel más importante en la economía estadounidense.

La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial

No exposición de la historia de la economía estadounidense estaría completa sin la mención de la Gran Depresión, que duró aproximadamente 10 años, desde 1929 hasta 1939. Las causas exactas de esta importante crisis económica son demasiado numerosas para mencionarlas y sus efectos fueron desastrosos para la economía estadounidense. En su cumbre, la Gran Depresión registró un aumento del desempleo de casi 25 por ciento, cientos de bancos,-casi el 40 por ciento del total estadounidense quebraron, y millones de estadounidenses perdieron sus ahorros. La caída de la bolsa de 1929, a menudo vista como lo que impulsó la Gran Depresión, acabó con millones de inversores y paralizó la confianza de las empresas y del pueblo estadounidense.

Cuando Franklin Delano Roosevelt fue elegido presidente en 1932, puso en marcha un gran plan de estímulos económicos conocido como el "New Deal". Entre otros aspectos, este plan abría puestos de trabajo financiados por el gobierno en las carreteras de los Estados Unidos y en los parques nacionales; los bancos fueron asegurados a través de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) para atraer de nuevo a los bancos a particulares y empresas, y facilitó viviendas de coste reducido a través de la Administración Federal de Vivienda. Si bien estos programas administrados por el gobierno funcionaron hasta cierto punto, en la estimulación de la economía el mayor impulso económico no llegaría hasta 1941, año en que Estados Unidos declarara la guerra a Japón y sus aliados después del bombardeo de Pearl Harbor.

El New Deal creó una estrecha relación entre el gobierno y la industria privada, que continuaría en la Segunda Guerra Mundial, cuando el sector industrial del país fue una vez más movilizado y coordinado por el gobierno para apoyar directamente a la guerra. Al estar la mayoría de los hombres en condiciones físicas ausentes por la guerra, muchas de las fábricas ocuparon sus puestos de trabajo con mujeres. El desempleo alcanzó un mínimo histórico de 1,2 por ciento, y el Producto Interno Bruto creció el 50 por ciento entre 1941 y 1945. Mientras tanto, la población estadounidense se hacía cada vez más urbana, ya que la tecnología de guerra había mecanizado la agricultura.

Después de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente

La economía de Estados Unidos continuó creciendo después de la guerra, y como Europa y Asia habían quedado literalmente en ruinas, el país se convirtió en una superpotencia, tanto política como económica. El boom de la natalidad de la posguerra fue uno de los resultados de la guerra que condujo a un mayor gasto y confianza de los consumidores, y la clase media EE.UU. llegó a ser dominante. La Ley Federal de Carreteras de 1956 llevó a la expansión de los barrios residenciales, así como millones de puestos de trabajo en la mejora de las infraestructuras. El sistema de autopistas interestatales en Estados Unidos sigue siendo el mayor proyecto de obra pública completado por cualquier país en la historia del mundo.

Edificio del IRS A mediados del siglo XX se produjo una breve aumento de los sindicatos, y la "Gran Sociedad" del presidente Lyndon Johnson aportó mayores oportunidades económicas a las mujeres y a los grupos minoritarios. El Congreso de los Estados Unidos dio su apoyo a nuevos gastos federales para el cuidado de los ancianos y los pobres, como los programas Medicare y Cupones para Alimentos. Hubo problemas económicos en la década de 1970 como resultado en gran parte de la guerra de Vietnam y del alto gasto interno. El gobierno tuvo que luchar con la inflación y las repercusiones de las crisis mundiales que impulsaron los precios del petróleo y el descontento de los consumidores.

Cuando Ronald Reagan fue elegido presidente en 1980, en sustitución de Jimmy Carter, quien vio sólo un mandato como presidente, Estados Unidos estaba inmerso en una recesión y la inflación había alcanzado su punto más alto desde la Primera Guerra Mundial. Reagan fue elegido por sus promesas de un gobierno más pequeño, así como una bajada de impuestos y una mayor desregulación, pero no consiguió reducir los gastos del gobierno. El resultado fue un importante aumento tanto en el déficit presupuestario como la deuda nacional y el gobierno de EE.UU. se vio obligado a pedir préstamos a otros países.

A pesar de que una leve recesión volvería a Estados Unidos a principios de 1990, la economía se recuperaría rápidamente, gracias a la confianza del consumidor y al gasto. La economía de la década fue impulsada por el auge de la tecnología e Internet, cuyas compañías lograron avances sin precedentes en el mercado.

Hoy en día la economía de los Estados Unidos se está recuperando de la crisis económica de 2007-2008, que llevó a los rescates de los bancos y de la industria automotriz estadounidense. En plena recesión la tasa de desempleo ascendió al 15 por ciento, con millones de estadounidenses desempleados o subempleados. La crisis se remonta a una serie de decisiones y prácticas sospechosas, entre las que están las prácticas de préstamos dudosos y no regulados de los grandes bancos, que prestaron dinero a los solicitantes no aptos y más tarde tuvieron que ejecutar la hipoteca de muchos de los compradores.

El sector "Servicios" es, con mucho, el sector económico más grande en los Estados Unidos. Otros sectores que actualmente ayudan a impulsar la economía son la agricultura, las artes y los espectáculos, la banca y las inversiones, la salud y la medicina, la vivienda, la manufactura, los medios de comunicación, los comercios, los trabajadores por cuenta propia, el transporte, los viajes y el turismo. Las empresas de los Estados Unidos son de las más adelantadas mundialmente en de avances tecnológicos, especialmente en computadoras, así como en equipos médicos, aeroespaciales y militares, aunque su ventaja se ha reducido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Como la principal, o una de las economías más grandes del mundo, sus fluctuaciones suelen tener un impacto de largo alcance en las economías de otros países. Desde la década de 1960, la economía estadounidense ha sido la principal responsable de absorber los ahorros globales. A pesar del desafío de las economías emergentes como la de China, EE.UU. sigue siendo el país en el que más invierten otros países y cuenta con un stock de inversión extranjera directa con un valor de $ 2824 mil millones, según datos de 2012. Estados Unidos también sigue siendo el mayor inversor mundial, habiendo invertido $4,768 mil millones en el extranjero en 2012.