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Un resumen de la historia de República Dominicana

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La República Dominicana, un país en la isla de La Española, es parte de la cadena de islas de las Antillas Mayores en el Mar Caribe. El país, que finalmente obtuvo su independencia en julio de 1924, ocupa cinco octavos de la isla mencionada anteriormente y que comparte con el país de Haití, convirtiendo a La Española en una de las dos islas caribeñas, junto con la de San Martín, que son compartidas por dos países. En términos tanto de área como de población, la República Dominica es el segundo país más grande del Caribe (después de Cuba) con aproximadamente 18,700 millas cuadradas (48,445 kilómetros cuadrados) de superficie total con una población estimada de 10.1 millones de habitantes permanentes de los cuales aproximadamente un millón vive en la capital, la ciudad de Santo Domingo. 

Historia de la República Dominicana: Introducción

El Monasterio de San Francisco en Santo Domingo, fuenteLa historia de la República Dominicana puede remontarse al 600 A.C., cuando los únicos ocupantes de la isla eran los taino, una tribu indígena de los primeros amerindios. En su viaje de 1492, patrocinado por los reyes católicos de España, el explorador italiano Cristóbal Colón desembarcó en la isla, que pronto se convirtió en el primer asentamiento europeo permanente en las Américas, el cual fue bautizado como Santo Domingo,  la capital del país y la primera capital de España en el Nuevo Mundo.

Después de tres siglos de colonización española, con periodos de dominio francés y haitiano, la República Dominicana se independizó en 1821. El gobernante de la región, José Núñez de Cáceres, intentó hacer a la República Dominicana, parte de la nación de la Gran Colombia pero fue rápidamente derrocado por el gobierno haitiano y las revueltas de esclavos “dominicanos”.

Los dominicanos, que habían salido victoriosos en la Guerra Dominicana de Independencia en 1844, experimentaron principalmente problemas internos durante las siguientes siete décadas y también un breve regreso al dominio español. Los Estados Unidos ocuparon el país entre 1916–1924, que fue seguido por un periodo próspero y relativamente tranquilo de seis años bajo el mando del líder Horacio Vásquez Lajara.

Aproximadamente en 1930, la República Dominicana quedó bajo el dominio del cruel dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien gobernó el país hasta 1961.  La guerra civil de 1965, el último periodo significativo de conflictos del país, terminó debido a una intervención dirigida por los Estados Unidos y fue seguida del gobierno autoritario de Joaquín Balaguer, el líder entre 1966–1978.  Desde entonces, la República Dominicana ha avanzado lentamente hacia una democracia representativa, y ha sido dirigido por Leonel Fernández durante la mayor parte del tiempo después de 1996. Danilo Medina, el presidente actual de la República Dominicana, sucedió a Fernández en 2012, obteniendo el 51 % del voto electoral sobre su oponente y ex presidente Hipólito Mejía.

En el siguiente artículo expondremos la historia de la República Dominicana, comenzando con el primer periodo pre-colombino de la región hasta la actualidad.

La Historia temprana de la República Dominicana: El Periodo Pre-Colombino

Por poco más de 5,000 años antes de que Cristóbal Colón descubriera América en un viaje patrocinado por Fernando e Isabel de España, la lista, que él bautizó como La Española, estuvo habitada por indígenas que él llamó “indios”. Los antropólogos e historiadores han rastreado múltiples oleadas de inmigración indígena a la isla desde dos lugares en particular: algunos de los primeros amerindios llegaron desde Centroamérica, más probablemente desde Yucatán y Belice; y algunos otros llegaron desde Sudamérica, los descendientes de los indios arawakos en la Amazonia, muchos de los cuales pasaron a través del Valle del Orinoco en Venezuela. Es de la mezcla de estas oleadas de inmigrantes indígenas que se cree que se originaron los indios taínos, las personas que dieron la bienvenida a Colón a su llegada.

En el idioma de estos indígenas, la palabra taíno significa “bueno” o “noble” y ellos fueron llamados de esa forma debido a la hospitalidad y afabilidad que mostraron a Colón y a su tropa española a su llegada, demostrando una pacífica y generosa hospitalidad. Los cronistas entre los primeros colonizadores españoles documentaron que no vieron ninguna señal de hostilidad o que los indios taíno pelearan entre sí, de hecho, ellos sustituyeron las peleas por un tipo de juego de pelota llamado batey. Por ejemplo, si dos indios taíno tenían un pleito, generalmente arreglarían sus diferencias eligiendo un equipo de jugadores y frente a sus caciques (jefes) y toda la población, jugarían el juego, que era algo similar al futbol europeo o soccer y el equipo ganador entonces “ganaría” el pleito.

Para finales del siglo XV, los taíno estaban muy bien organizados en cinco unidades políticas llamados cacicazgos.  Estaban tan organizados que muchos historiadores creen que estaban a punto de pasar de nación a nación-estado. Las estimaciones recientes, basadas en investigación arqueológica y demográfica, indican que probablemente eran varios millones de indios taíno los que vivían en la isla para finales del 1400.

Cuando Cristóbal Colón cruzó el Océano Atlántico con su tripulación de españoles, hizo paradas en lo que ahora es conocido como las islas de Bahamas y Cuba, antes de desembarcar en la isla que bautizó como La Española, que actualmente alberga a los países de Haití y la República Dominicana. Los indios taíno tenían diversos nombres para La Española, incluyendo, Kiskeya, Haití, y Bohío (había diversas tribus y naciones indígenas en la isla, cada uno con su propio idioma, aunque el taíno era el predominante). 

Aún cuando las islas de las Bahamas y Cuba eran de interés de los españoles, fue La Española la que más les llamó la tención por diversas razones. El diario de Cristóbal Colón está repleto de descripciones indicando lo bella y paradisíaca que era esa isla, incluyendo altas y boscosas montañas y valles con extensos ríos. Él describió a los taíno como muy pacíficos, generosos y cooperativos con los europeos y por lo tanto, los europeos vieron a los taino como un objetivo fácil para conquistar.  Además, vieron que los taíno usaban adornos y joyería de oro proveniente de los depósitos de oro encontrados en los ríos de La Española. Así que después de un mes aproximadamente de disfrutar y explorar la costa norte de La Española, Colón volvió rápidamente a España a anunciar su exitoso descubrimiento, pero había perdido su carabela y tuvo que dejar a gran parte de su tripulación.

La República Dominicana y los españoles

Fortaleza San Felipe, Puerto Plata, República Dominicana, fuenteEn la víspera de la Navidad de 1492, después de regresar de una fiesta y celebración de dos días con los anfitriones indígenas taíno, la carabela de Colón, la Santa María, se estrelló contra un arrecife unas cuantas millas al este de lo que ahora es Haití, después de que toda la tripulación, a excepción de un niño de 12 años, se quedaron dormidos. Con la ayuda de los taíno, los españoles pudieron salvar los objetos de valor del barco pero el barco en sí se perdió. Antes de partir a España, Colón ordenó que una pequeña fortaleza se construyera con los maderos de la carabela y dejó a un grupo de 39 miembros de su tripulación para que reunieron oro hasta su regreso. Él nombró a esta construcción Fortaleza La Navidad.

Poco después de la salida de Colón a Europa, los colonizadores españoles que se quedaron en La Española comenzaron a pelearse entre ellos algunos incluso se mataron. Ofendieron profundamente a los taíno violando a sus esposas y hermanas y obligando a hombres y mujeres a que trabajaran como sus sirvientes, Después de muchos meses de este abuso, un Cacique (jefe) de nombre Caonabó atacó el asentamiento y mató a los colonizadores españoles. Cuando Colón regresó a la isla con una grande expedición en enero siguiente, quedó estupefacto al enterarse de que todos sus hombres habían muertos y que la recién nombrada Fortaleza La Navidad había sido convertida en cenizas.

El primer asentamiento permanente europeo en la isla de La Española fue Isabella, fundada por los españoles en 1493 en la costa norte de la isla, no muy lejos de lo que ahora es la ciudad de Puerto Plata. Desde ahí los españoles pudieron explotar el oro en el Valle Cibao, ubicado a corta distancia en el interior del país. Los españoles habían traído caballos y perros de Europa, además de armaduras y armas de hierro. También trajeron algunos aliados invisibles: los gérmenes de enfermedades contra las que los taíno no tenían defensas y que finalmente no fueron capaces de resistir por mucho tiempo. Un grupo de expedicionarios fue enviado a capturar al Jefe Caonabó, el líder del anterior levantamiento y otro batallón fue enviado a derrotar una fuerza unificada de miles de guerreros en el sitio que hoy es conocido como Santo Cerro, después de lo cual los taino fueron forzados a hacer trabajos pesados, extrayendo oro bajo condiciones represivas y deplorables.

El hermano de Colón, Bartolomeo, fue nombrado gobernador del nuevo asentamiento de La Española mientras que Colón continuó con sus exploraciones en la región del Caribe. Después de descubrir oro en la costa sur de la isla, Bartolomeo fundó la ciudad de Santo Domingo en 1496, que sigue siendo la ciudad capital de la República Dominicana. Los españoles estaban celosos del liderazgo de los hermanos de Colón (italianos) y por lo tanto comenzaron a acusarlos de malos manejos cuando se reportaron a España. Estas quejas provocaron que los despojaran de sus posesiones y Cristóbal y sus dos hermanos fueron llevados a España encadenados. Una vez ahí, se volvió evidente que la mayoría de las acusaciones contra ellos habían sido extremadamente exageradas y la Reina Isabel de España ordenó su liberación.  

El sucesor de los hermanos Colón como gobernador de la nueva colonia fue un español de nombre Nicolás Ovando, que decidió tomar acciones proactivas en un intento de pacificar a los taíno de una vez por todas. Dispuso que Anacaona, la viuda de Caonabó y la cacique más ampliamente respetada de los taíno (jefa o reina) organizara una fiesta, supuestamente para dar la bienvenida al nuevo gobernador ( y sus nuevas políticas) a la isla. Sin embargo, cuando más de 80 de los caciques de la isla estaban reunidos en la gran caney (palacio) de madera de Anacaona cerca del lugar que es ahora Puerto Príncipe, en Haití, los soldados españoles lo rodearon y le prendieron fuego. Aquellos que no murieron por el fuego fueron brutalmente torturados hasta morir. Después de un juicio simulado en Santo Domingo, Anacaona también fue colgada. Ovando ordenó una campaña similar para matar a todos los caciques tainos en la parte oriental de la isla. Al quedar solo unos pocos líderes taíno, la posibilidad de una resistencia futura fue virtualmente eliminada. Fue un patrón que los españoles repitieron en el resto del Continente Americano.

A diferencia de los europeos, los africanos y los asiáticos, que habían intercambiado productos comerciales ( y enfermedades) por siglos, los taíno no contaban con defensas para los tipos de enfermedades potencialmente mortales que los españoles y sus animales trajeron al continente. Forzados a trabajar duramente y sin tener tiempo de participar en actividades agrícolas para alimentarse a sí mismos, la hambruna entre los taíno sólo aceleró la tasa de mortalidad.  Para escapar de los españoles, algunos taíno adoptaron la práctica de abandonar sus villas y quemar sus cosechas. Huyeron a regiones menos hospitalarias de la isla formando colonias cimarrón (de fugitivos) o escaparon a otras islas e incluso a tierra continental. La viruela fue traída a la isla a finales de 1518 y aceleró la tasa de mortalidad indígena. Después de 25 años de ocupación española, quedaban tan solo 50,000 taino en las regiones de la isla dominadas por los españoles. En la siguiente generación, los supervivientes se habían mezclado biológicamente con los españoles, africanos u otras personas mestizos, convirtiéndose en las personas tripartitas que hoy son conocidos como los dominicanos. Algunos historiadores modernos han clasificado los actos de los españoles contra los taíno como genocidio.

En la primera década del siglo XVI,  uno de los caciques taíno llamado Hatuey, escapó a Cuba, donde organizó una resistencia armada contra los invasores españoles. Después de una terrible pero desigual lucha, fue capturado y quemado vivo. Como lo cuenta la historia, mientras las llamas se elevaban, un sacerdote intentó convertirlo al cristianismo para que Hatuey pudiera ir al cielo. Hatuey preguntó si había españoles en el cielo y cuando el sacerdote le contestó que sí, Hatuey rechazó su bendición.

La resistencia más exitosa contra los españoles tuvo lugar en La Española de 1519 a 1534, después de que la población taína había sido casi diezmada. Esto ocurrió cuando varios miles de indios taíno escaparon de su cautiverio y siguieron al líder Enriquillo a las montañas de Bahoruco, en la parte centro sur del país, cerca de la actual frontera con Haití. Fue aquí, después de asaltar las plantaciones españoles y las patrullas españolas por 14 años, que la primera tregua entre un jefe amerindio y un monarca europeo fue negociada. Enriquillo y sus seguidores fueron perdonados y se les otorgó su propio pueblo y constitución.

Para el año de 1515, los españoles descubrieron que los depósitos de oro de La Española se habían agotado. Poco después de esto, un hombre llamado Hernán Cortés y su pequeño séquito de soldados llevaron a cabo la asombrosa conquista de México, con sus fabulosas riquezas de plata. Casi de la noche a la mañana la colonia de La Española, que usualmente era conocida como Santo Domingo por su ciudad capital  fue abandonada y sólo unos cuantos miles de colonizadores “españoles” se quedaron (muchos de los cuales eran descendientes de padres españoles y madres taíno). La introducción de Colón del ganado y cerdos a la isla se había multiplicado rápidamente, así que el resto de los habitantes voltearon su atención a la cría de ganado para suministrar a los barcos españoles que pasaban por la isla en su camino a las colonias más ricas en la tierra continental americana. La importancia de La Española como una colonia disminuyó cada vez más.

Conquistas francesa y haitiana

Para mitad del siglo XVI, la isla de Tortuga (ahora parte de Haití), ubicada justo al noroeste de La Española, había sido colonizada por traficantes, sirvientes atados a un contrato de cumplimiento forzoso que habían huido y miembros de las tripulaciones de diversas embarcaciones europeas. Además de recoger ganado en La Española para venderlos por su piel, la Tortuga se convirtió en el cuartel general para los piratas del Caribe, que predominantemente asaltaban los tesoros de los barcos españoles. Esta área se convirtió en los terrenos de captación para las expendiciones montadas por diversos y famosos piratas, incluyendo el famoso pirata británico Henry Morgan. 

Los franceses envidiaban las posesiones españolas en América, y así enviaron colonizadores a invadir la isla de Tortuga y la corta noroeste de La Española, que los españoles habían abandonado totalmente para 1603 (bajo el mandato real, el gobernador de la isla, Osorio, retiró a la fuerza a todos los españoles hacia la línea sur y este de lo que ahora es San Juan de Managua). Para someter a los piratas, los franceses les ofrecieron mujeres que habían sido tomadas de las prisiones, acusadas de prostitución y robo. El tercio occidental de la Española se convirtió en una posesión francesa llamada Saint Domingue en 1697 y durante el siguiente siglo se desarrolló lo que se convirtió, para entonces en una de las colonias más ricas en el mundo. La prosperidad de la colonia se derivó predominantemente de la caña de azúcar. Cientos de miles de esclavos africanos que fueron forzados a viajar a la isla trabajaban en las enormes plantaciones.

Inspirada en los eventos que tenían lugar en Francia durante la Revolución Francesa y debido a las disputas entre blancos y mulatos en Saint Domingue, una revuelta de esclavos se originó en la colonia francesa en 1791 y fue eventualmente dirigida por un francés negro de nombre Toussaint L'Ouverture.  Puesto que España había cedido la colonia española de Santo Domingo a Francia en 1795, en el Tratado de Basilea, Toussaint L'Ouverture y sus seguidores reclamaron toda la isla.

Aún cuando L'Ouverture y su sucesor, Jean-Jacques Dessalines, tuvieron éxito en el restablecimiento del orden y renovación de la economía de Saint Domingue, que había sido terriblemente devastada, el nuevo líder en Francia, Napoleón Bonaparte, no podía aceptar que la colonia más rica de Francia estuviera gobernada por un hombre negro. Sucumbiendo a las quejas de los colonizadores anteriores que habían perdido sus plantaciones en la colonia, una gran expedición fue organizada para conquistar a los negros y restablecer la esclavitud. Dirigida por el cuñado de Napoleón, el General Leclerc, la expedición se convirtió en un desastre. El ejército negro derrotó definitivamente a los franceses, y los negros declararon su independencia el 1 de enero de 1804, estableciendo la República de Haití en el tercio occidental de la isla de la Española.

Los franceses conservaron el control del extremo oriental de la isla, pero después de fracasar en la restauración de la economía en Santo Domingo, esta parte fue devuelta al dominio de la monarquía española. Los españoles no sólo intentaron restablecer la esclavitud en Santo Domingo, sino que muchos de ellos organizaron expediciones de redada en Haití para apresar a los negros y esclavizarlos también. Debido a la negligencia de las autoridades españolas, los colonizadores de Santo Domingo, bajo el liderazgo de José Núñez de Cáceres, proclamaron lo que se llamó la Independencia Transitoria. En 1822, temiendo que los franceses organizarían otra expedición desde el Santo Domingo español para restablecer la esclavitud ya que habían amenazado con hacerlo, el presidente de Haití, Jean-Pierre Boyer envió un ejército que invadió y se apropió de la parte oriental de la Española. Boyer abolió nuevamente la esclavitud e incorporó a Santo Domingo a la República de Haití.

Se constituye la República Dominicana

El primer presidente democrático, Juan Bosch, fuenteDurante las siguientes dos décadas o más toda la isla de la Española fue unificada bajo el control haitiano, en un periodo que los dominicanos llaman “La Ocupación Haitiana”. Debido a su pérdida del control político y económico, la antigua clase dominante española resintió profundamente la ocupación. Durante finales de la década de 1830,  un grupo de resistencia clandestina conocida como La Trinitaria fue organizado bajo el liderazgo de Juan Pablo Duarte. Después de múltiples ataques al ejército haitiano y debido a la fricción interna entre los haitianos, los ejércitos haitianos fueron finalmente replegados. La independencia de las dos terceras partes orientales de La Española fue declarada oficialmente el 27 de febrero de 1844 y se adoptó el nombre de República Dominicana.  

La nueva república no estuvo exenta de problemas, ya que los líderes de la Trinitaria, que habían iniciado el movimiento para la independencia dominicana, casi inmediatamente se encontraron oposición política dentro de su mismo grupo. Como resultado, en sólo seis meses, La Trinitaria fue expulsada del poder. Desde ese momento en adelante, la República Dominicana estuvo casi perpetuamente bajo el dominio de los caudillos, fuertes líderes militares que dominaron al país como si fuera su reino personal. Durante los siguientes 70 años, la República Dominicana tuvo múltiples brotes de guerra civil y estuvo caracterizada por la inestabilidad política y el caos económico.

Una vez que La Trinitaria fue despojada del poder, los siguientes 25 años presenciaron como el liderazgo de la República Dominicana pasaba entre el General Pedro Santana y el General Buenaventura Báez, cuyos ejércitos continuamente pelearon entre sí por el control político. En un intento por mantener cierto tipo de orden y estabilidad en la región, los dos líderes militares y sus ejércitos recurrieron al apoyo exterior. En 1861, el General Pedro Santana invitó a España a regresar y tomar posesión de su anterior colonia. Después de un breve periodo de malos manejos por parte de España, los dominicanos se dieron cuenta de su error y forzaron a los españoles a salir para poder restaurar la república. Otro intento fue llevado a cabo para alcanzar la estabilidad cuando los dominicanos invitaron a los Estados Unidos para tomar el control una década después. Aún cuando el Presidente de los Estados Unidos Gran apoyó la reconquista, fue derrotado por el Congreso de los Estados Unidos.

Durante el siglo XIX, las principal fuente de ingresos para la República Dominicana pasó de la agricultura y ganadería a otras fuentes de ingresos. En la región sudoccidental surgió una nueva industria: la madera, con la tala y exportación de maderas preciosas como caoba, roble y guayacán. En las plantaciones del norte y los valles alrededor de Santiago, la industria se enfocó en el cultivo del tabaco para algunos de los mejores cigarros del mundo y en la producción de café.

A finales del siglo XIX (1882), el General Ulysses Heureux, conocido en todo el país como “Lilis” llegó al poder. Su cruel dictadura consistió en una administración corrupta que mantuvo el poder a través de la represión violenta y la subyugación de sus oponentes. Lilis manejó los asuntos del país de forma tan deficiente, que literalmente el país se balanceaba constantemente entre la crisis económica y la devaluación de la moneda. Después de su asesinato en 1899, diversas personas llegaron al poder, sólo para ser derrotados rápidamente por sus oponentes políticos y la situación interna del país siguió fuera de control.

La República Dominicana y los Estados Unidos

Con la llegada del siglo XX, la industria del azúcar en la República Dominicana vio un importante resurgimiento, invitando a muchos americanos a comprar plantaciones en el país, para lo que muchos de estos terratenientes americanos llegaron a dominar esta industria y el sector vital de la economía de la República Dominicana. Alrededor de 1916, los americanos decidieron que deseaban expandir su esfera de influencia y control en la República Dominicana.  Por lo tanto, usaron el brote de la Primer Guerra Mundial como una excusa para ingresar a la marina de los Estados Unidos a “proteger el país” contra la vulnerabilidad de los enormes poderes europeos como Alemania.  Ellos también usaron este argumento justo antes de enviar las tropas a ocupar Haití.  

La ocupación de los Estados Unidos a la República Dominicana (llamada la “intervención” en los libros de historia de los Estados Unidos) duró 8 años y desde el principio los americanos tomaron el control completo. Ellos ordenaron el desmantelamiento del ejército dominicano y forzaron a la población a entregar sus armas. Un gobierno títere fue instalado y obligado a obedecer las órdenes de los comandantes de la marina de los Estados Unidos que ocupaban el país.  Una remodelación de la estructura legal tuvo lugar para beneficiar a los inversionistas americanos, permitiéndoles el control incluso de sectores más grandes de la economía y eliminar las aduanas y barreras de importación para todos los productos americanos que eran introducidos a la República Dominicana. Aún cuando muchos empresarios dominicanos tuvieron pérdidas debido a estos cambios, la violencia política fue eliminada y hubo mejoras en la infraestructura y sistema educativo de la República Dominicana.

Historia de la República Dominicana: Trujillo llega al poder

Uno de los principales cambios logrados por el gobierno de los Estados Unidos fue el establecimiento y capacitación de un nuevo ejército en la República Dominicana que había sido previamente logrado en el vecino Haití. Este fue un paso esencial, ya que como un ejército capacitado internamente sería capaz de hacer respetar la ley, mantener el orden así como la seguridad pública del país. Tanto en la República Dominicana como Haití, el resultado final fue un cambio en el poder, una transición de los civiles a los militares.

Durante la época de la ocupación norteamericana, el intendente del nuevo ejército dominicano fue un ex empleado de telégrafos llamado Rafael Leónidas Trujillo. Este inescrupuloso dictador utilizó su posesión de poder para amasar una enorme fortuna personal, principalmente proveniente de actividades de malversación, inicialmente involucrando a los proveedores de suministros militares. Aún cuando la República Dominicana tuvo sus primeras elecciones relativamente libres después que las tropas partieron en 1924, en un breve periodo de tiempo Trujillo fue capaz de bloquear todas las acciones de reforma del gobierno y durante el golpe de 1930 tomó el control completo del poder político del país.  

Usando el ejército interno recientemente creado como su ejecutor, Trujillo no desperdició el tiempo en establecer una dictadura represiva y organizar una vasta red de espías para eliminar a todos los oponentes potenciales. Sus crueles guardaespaldas no dudaron en utilizar la intimidación, tortura o asesinato de los adversarios políticos para aterrorizar y oprimir a la población; todo para garantizar el continuo dominio de Trujillo y el que siguiera amasando su fortuna. En poco tiempo, Trujillo se las arregló para consolidar su poder a tal grado que comenzó a manejar la República Dominicana como su propio reino personal. Era tan arrogante y seguro que, después de solo seis años al frente del gobierno, Trujillo cambió el nombre de la ciudad capital de Santo Domingo (un nombre que había existido por más de 400 años) a Ciudad Trujillo.

Trujillo se las arregló para garantizar el apoyo norteamericano de su liderazgo (dictadura) porque ofreció generosas y favorables condiciones a los empresarios norteamericanos que deseaban invertir en la República Dominicana. Más importante aún para los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, Trujillo mostró su apoyo político a la posición de los Estados Unidos en contra de los demonios del comunismo. Para 1942, Trujillo incluso logró liquidar toda la deuda externa a los Estados Unidos, que había limitado por décadas las iniciativas económicas del gobierno dominicano. Pero después de varios años de confiscar las propiedades de la mayoría de los más importantes negocios nacionales, comenzó a tomar control de las principales industrias que eran propiedad de los norteamericanos también, en particular, la muy importante industria del azúcar. Estas acciones de adueñarse de las empresas, combinadas con la intromisión de Trujillo en los asuntos internos de los países vecinos, generó un desencanto cada vez mayor de los Estados Unidos hacia el dictador de la República Dominicana.

Uno de los actos más vergonzosos de Trujillo fue cometido en contra del vecino de la República Dominicana, la República de Haití. Por siglos había existido una falta de claridad en la definición de la frontera entre ambos países, un asunto que había sido motivo de agravios y conflictos por ambas partes. No sólo el área de la frontera se había convertido en el centro de persistentes actividades de contrabando, sino que también miles de haitianos habían comenzado a establecerse en los terrenos alrededor de los imprecisos límites fronterizos. Trujillo nunca había ocultado sus ideas y sentimientos racistas hacia la “inferioridad” y “poco atractivo” de los haitianos de piel oscura, así que en 1937, después de las primeras negociaciones de un internacionalmente alabado acuerdo sobre la frontera con el presidente de Haití, ordenó a su ejército supervisar la masacre de todos los haitianos en el lado dominicano de la frontera. Se estima que alrededor de 20,000 hombres, mujeres y  niños desarmados que habían vivido en la República Dominicana por generaciones, fueron masacrados con gran violencia. La mayor parte de esta masacre tuvo lugar en las inmediaciones del pueblo fronterizo de Dajabón y el acertadamente nombrado Río Masacre.  

En un esfuerzo por revertir las críticas internacionales sobre esta inenarrable masacre, Trujillo se ofreció a aceptar en la República Dominicana hasta 100,000 refugiados judíos de la Alemania Nazi. Sin embargo, cuando llegó el momento de cumplir con su promesa sólo un total de aproximadamente 600 familias judías recibieron refugio en 1942, estableciéndose en lo que ahora es conocido como El Batey en la región de Sosúa, situada aproximadamente a 20 kilómetros al este de Puerto Plata. De estas familias, sólo una docena aproximadamente permaneció permanentemente en el área, aún cuando contribuyeron en gran medida al desarrollo económico de la región.

Rafael Trujillo conservó el control de la República Dominicana por más de tres décadas, pero hacia el final de su reinado logró enemistarse incluso con sus más leales simpatizantes, incluyendo los Estados Unidos. La gota que derramó el vaso de su reinado fue cuando ordenó el asesinato de tres hermanas de clase media-alta: Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal, que eran miembros del Movimiento 14 de junio para derrocar su dictadura y cuando se le vinculó con un intento fracasado de asesinar al presidente venezolano Rómulo Bétancourt.  El 30 de mayo de 1961, después de regresar de un encuentro con su amante, el automóvil personal de Trujillo fue emboscado y el dictador fue asesinado en un violento asalto. Al momento de su muerte, era uno de los hombres más ricos del mundo, habiendo amasado una fortuna personal estimada en más de $500 de dólares, incluyendo la propiedad de las más grandes industrias del país y un importante sector de tierras agrícolas de primera calidad.

República Dominicana:  Historia moderna

Tras el asesinato de Trujillo, su vicepresidente en ese momento, el Dr. Joaquín Balaguer, asumió el control de la presidencia. Dieciocho meses más tarde, un hombre llamado Juan Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fue elegido presidente. El programa socialista de Bosch fue juzgado de ser muy extremo por los Estados Unidos que estaban entonces paranoicos sobre la posibilidad de la expansión del comunismo después de la exitosa revolución de Fidel Castro en Cuba y debido a que el ejército dominicano había mantenido a Trujillo en el poder por tantos años. Los defensores del ejército se las arreglaron para bloquear cada una de las reformas legislativas de Bosch y sólo nueve meses después orquestaron un golpe de estado para despojarlo de la presidencia.

En los dos años siguientes al derrocamiento de Bosch, la República Dominicana vivió en un enorme caos político y económico. Este periodo llegó a su clímax el 24 de abril de 1965, cuando la insatisfecha clase trabajadora se alió con una fracción inconforme del ejército, se rebeló y tomó acción para restablecer el orden constitucional. El presidente de los Estados Unidos en aquella época, Lyndon Johnson, ordenó a la marina de los Estados Unidos ocupar la República Dominicana (de nuevo) esta vez bajo el pretexto de que los comunistas eran los responsables por el levantamiento político.

Un año después y con la ayuda de los Estados Unidos, el antiguo líder Dr. Joaquín Balaguer fue nuevamente electo para la presidencia en lo que muchos nativos consideraron como una elección arreglada o fraudulenta. Balaguer permaneció en el poder por los siguientes 12 años, ganando la reelección tanto en 1970 como en 1974. En ambos casos los partidos de oposición afirmaron que las elecciones serían nuevamente fraudulentas por lo que ni siquiera nominaron candidatos para participar en la contienda electoral.  

Finalmente, en la elección de 1978, los ciudadanos dominicanos expresaron su deseo de un cambio eligiendo al Dr. Antonio Guzmán del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) como el nuevo presidente. Balaguer y sus leales simpatizantes se habían dado cuenta del movimiento pro-PRD durante la campaña y la elección y no estaban dispuestos a dejarse derrotar, intentaron finalizar el conteo de votos para mantener su puesto. Sin embargo, enfrentaron una intensa presión internacional, particularmente del gobierno estadounidense de Jimmy Carter, Balaguer fue finalmente obligado a admitir su derrotar y entregar el poder.

Justo antes de que el periodo de cuatro años de Guzmán terminara en 1982, se suicidó. La mayoría de los historiadores consideran que tomó esa decisión porque se había dado cuenta que algunos de sus familiares cercanos se habían involucrado en masivos esquemas de corrupción y enriquecimiento ilícito de fondos gubernamentales. El  Dr. Salvador Jorge Blanco, del mismo partido político, reemplazó a Guzmán como presidente en 1982. Blanco continuó con la sagrada tradición dominicana de otorgar a los miembros de la familia, amigos cercanos y simpatizantes políticos lucrativos puestos en el gobierno. Su periodo en la presidencia de la República Dominicana se vio al final empañado por denuncias de corrupción masiva y apropiación indebida de fondos gubernamentales. Fue declarado culpable más tarde de ambos cargos y sentenciado a 20 años de prisión.

En 1986, después de sentirse profundamente desilusionados por los malos manejos y corrupción de los líderes del Partido Revolucionario (PRD), los ciudadanos dominicanos volvieron a las urnas y nuevamente eligieron al Dr. Joaquín Balaguer. Debido a que los partidos de oposición se encontraban divididos y desorganizados en las siguientes elecciones de 1990, Balaguer fue nuevamente reelecto. Con todos sus años como Presidente de la República Dominicana, se había convertido casi en tan dictatorial como Trujillo.

Durante este mandato de ocho años, la comunidad internacional condenó al gobierno dominicano por su continua explotación de los braceros haitianos (trabajadores de la caña de azúcar). Había sido declarado que miles de estos trabajadores habían sido básicamente puestos a trabajar como esclavos o forzados a realizar trabajos agotadores bajo la supervisión de guardias armados. Sólo se les pagaba unos cuantos centavos por su gran esfuerzo y no se les permitía abandonar sus lugares de empleo. En junio de 1991, bajo la presión internacional, todos los trabajadores haitianos fueron deportados pero se cree que esta práctica continúa ahora debido a la caótica situación de la República Haitiana.

Hasta 2001, el turismo y la manufactura sostenían la economía de la República Dominicana, con un impresionante siete por ciento de crecimiento anual promedio. Además del crecimiento de estos sectores, la República Dominicana, también recibía importantes remesas de dominicanos que vivían fuera del país, la mayoría de los cuales viven y trabajan actualmente en la región de Nueva York y Nueva Jersey.

Incluso con la infinidad de problemas que el país ha enfrentado a lo largo de su historia, en las últimas décadas la República Dominicana se ha desarrollado como una nación razonablemente libre y democrática con una creciente clase media. Las demostraciones políticas se manifiestan abierta y libremente en las calles y los políticos pueden hacer campaña sin ser censurados. Los dominicanos promedio se involucran en el escenario político y los periódicos del país ofrecen información libre y abierta a sus ciudadanos. A pesar de estos avances, el país sigue siendo vigilado por la Policía Nacional y el Ejército que tienden a actuar según los intereses de los políticos que están el poder (aún cuando ningún militar puede votar). De acuerdo con los ciudadanos, la amenaza del uso de la fuerza además de la permanente corrupción generalizada entre los que ostentan el poder son los problemas que aún necesitan superarse antes que la República Dominicana pueda ser considerada como un país con una democracia libre y establecida.   

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