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Un resumen de la historia de Afganistán

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Afganistán posee un largo recorrido a sus espaldas. Los orígenes de su historia se remontan al paleolítico medio, entre 100.000 y 60.000 años antes de Cristo. Los restos humanos más antiguos hallados en los territorios que actualmente ocupa el estado afgano datan de esta época; en la cueva de Darra-i-Kur y en el lugar arqueológico de Aq Kupruk se han encontrado fragmentos de hombre de Neanderthal.

Este terreno pronto se convirtió en lugar de paso para los pueblos procedentes de la meseta persa, el valle del Indo o la estepa central de Asia, y las primeras comunidades agrícolas comenzaron a construir asentamientos permanentes en torno al VII milenio a. C. Poco después (milenio IV a. C.), la cultura shortugai levanta las primeras ciudades.

Edad Antigua

Tiendas de campaña de nómadas Afganos, Muqur

Hacia el año 2.000 a. C., las tribus iranias y arias serían las que se establecerían sobre el territorio afgano, que entró a formar parte del Imperio Persa en el siglo VI a. C., en plena expansión de los dominios de Ciro el Grande. La inclusión en el Imperio Persa llevó el esplendor a esta región, que por aquel entonces comenzó a seguir la religión de Zoroastro.

Este proto-Afganistán permanecería tres siglos más como parte del Imperio Persa, hasta que Alejandro Magno colonizó las tierras y fundó ciudades como la actual Kandahar. Alejandro Magno mantuvo las estructuras sociopolíticas del lugar, dando lugar a un cruce cultural entre el persa nativo y la cultura helénica.

Cuando el Magno murió (323 a. C.), las satrapías orientales -las satrapías eran las provincias en las que se organizaba el Imperio Persa- pasaron a estar regentadas por la Dinastía Seléucida, que ejercía el control desde Babilonia. Esto se mantuvo durante unos 70 años; en el 250 a. C., el gobernador local greco-bactriano Diodoto proclamó la independencia con respecto a los seléucidas. Los greco-bactrianos se fueron desplanzando hacia el sur, tomando el control en lugares como Kabul y el Punjab. Por su parte, otros lugares de la zona oriental hicieron lo propio y decidieron independizarse de los seléucidas.

Los sasánidas iniciaron la reconstrucción del antiguo Imperio Persa y despojaron a los bactrianos de los dominios de sus territorios. En esta época se abrió la ruta de la seda, al establecerse una ruta comercial entre Roma, la India y China que atravesaba las tierras donde ahora gobernaban los sasánidas.

Edad Media

Durante este período, el lugar sufrió numerosas invasiones por parte de los pueblos heftalíes, turcos o yueches. En el año 550 d. C., los persas lograron reconquistar el territorio, pero las revueltas afganas eran constantes, y la inestabilidad se expandió a lo largo de casi un siglo.

En el siglo VII el islam penetró en la comunidad afgana, gracias a la victoria de los musulmanes sobre los sasánidas en Nahavand. Durante los siglos posteriores se sucedieron diversas familias islámicas locales, que se repartieron el poder de los distintos territorios.

Estas luchas internas por el control del poder favorecieron la conquista del emperador mongol Gengis Khan durante su expansión (siglo XIII). La muerte del Khan en el año 1227 provocó la disolución de su imperio. En Khurasán -nombre que recibió Afganistán durante la Edad Media- algunos gobernadores locales mantuvieron su propia autonomía, mientras que otros juraron vasallaje a los príncipes mongoles. Sin embargo, todos cayeron ante la invasión de Tamerlán, cuyos descendientes se matuvieron en el poder hasta el siglo XVI.

Edad Moderna

Shah Mahmud Hotak, Rey de Persia desde 1722Afganistán volvió a convertirse en el escenario de una sucesión de luchas con el auge del Tercer Imperio Chiíta y el Imperio Gran Mogol indio. Los persas dominaban el sur, los descendientes de Tamerlán el noroeste y los mongoles, Kabul. Y tras este período de constantes agitaciones fruto de la fricción entre los tres pueblos, el país logró, al fin, unificarse. Las tribus locales eligieron como jefe a Ahmad Shad Durrani, que proclamó la independencia de Afganistán en el año 1747.

La fuerte militarización ayudó a Ahmad a asentar su imperio durrani, logrando conquistar numerosas regiones, especialmente en la India. Su sucesor trasladó la capital del país a Kabul y logró mantener cierta paz en el imperio, si bien es cierto que se había iniciado un ocaso que derivó en un nuevo conflicto por el trono.

Edad contemporánea

El país se organizó a partir del año 1838 bajo la dinastía Mohammadzai. Bajo el reinado de Dost Mohamed Khan el país intentó fortalecerse bajo la alianza con las tropas del zar ruso. La consolidación de las relaciones entre Afganistán y Rusia provocó que los británicos invadiesen nuevamente el territorio afgano, lo que causó la segunda guerra anglo-afgana. La monarquía Durrani fue depuesta en 1880.

La tercera guerra anglo-afgana, en 1919, tuvo una duración de cuatro meses. Amanullah Khan (nieto del emir que impusieran los británicos años atrás) fue el líder de la rebelión independentista. Amanullah Khan impulsó una serie de reformas con el objetivo de modernizar la sociedad de la época. Se instauró una Constitución eminentemente liberal y Afganistán se convirtió en el primer país del mundo en forjar una alianza diplomática con la Unión Soviética.

La llegada de Amanullah Khan no apagaría las luchas por el manejo del poder en Afganistán, que se vio envuelto en nuevas revueltas durante las décadas venideras. El clan de los Mohammedzai llegó al trono en 1929, coronando a Mohamed Nadir Shah. Este anuló la anterior Constitución de Amanullah y puso en vigor una nueva en 1931. Este nuevo texto otorgaba un poder considerable a los jefes locales.

Mohamed Nadir Shah fue asesinado en 1933, y su hijo heredó el trono. Zahir, hijo de Mohamed, propulsó durante dos décadas tanto el desarrollo interno de la nación como sus relaciones exteriores.

Cuando empezó la guerra fría, Afganistán se movió entre ambos bandos y proclamó su neutralidad, aunque las disputas con Pakistán -aliado estadounidense- hicieron que los afganos se decantaran por mantener una relación comercial más importante con los soviéticos. En el 1955, Jrushchov y Bulganin hicieron un viaje a Kabul y fortalecieron esta alianza. Los soviéticos realizaron un importante préstamo a los afganos, que eran enviados a la URSS a completar su formación (sobre todo la militar). Además, se impulsaron numerosas obras para mejorar las comunicaciones y se potenció la educación en las ciudades y pueblos pequeños.

Daud Khan (primo y cuñado del rey, nombrado primer ministro en 1953) revolucionó la política local: el velo ya no era una obligación para las mujeres y estas no tenían que ser apartadas de la vida pública; pero el régimen seguía siendo muy restrictivo en la mayoría de sus aspectos.

Las revueltas y las medidas represivas hicieron que, en 1961, Pakistán cerrase la frontera con Afganistán, forzando a Daud a dimitir en el 1963, haciendo que la frontera se reabriese nuevamente. Un año después, Afganistá aprobaría una nueva constitución.

Soldados Americanos en Irak, fuente

La nueva constitución permitía la formación de partidos políticos de diversas tendencias (si bien el Islam y la monarquía eran inamovibles). Hubo cinco cambios de gobierno en el Parlamento en apenas siete años, y en 1973, aprovechando un viaje del presidente a Italia, Daud fue nuevamente proclamado presidente con el beneplácito de del Partido Democrático del Pueblo Afgano.

Sin embargo, Daud se fue distanciando del partido de tendencia comunista, formando su propio partido. Las relaciones se deterioraron y en el 1978, Daud terminó siendo ejecutado. El PDPA formó gobierno y proclamó la República Democrática de Afganistán.

La nueva etapa no fue menos convulsa que la anterior. Jafizulá Amin, viceprimerministro, perpetró un golpe de estado en 1979, y en diciembre del mismo año fue asesinado en un nuevo golpe de estado, que contó con la colaboración de los soviéticos.

La presencia de la Unión Soviética favoreció la proliferación de grupos guerrilleros afganos, y el país volvió a vivir un nuevo periodo de convulsión. La OTAN y los Estados Unidos también presionaban a la URSS, mientras que una buena parte de la población se veía obligada a pedir asilo en otros países.

En 1986 la URSS anuncia el retiro de las tropas en Afganistán. El gobierno anuncia que va a cumplir el alto al fuego, pero la guerrilla no está dispuesta a negociar. Las tropas soviéticas permanecerán aún tres años más en Afganistán, dejando varios bombardeos antes de abandonar el país.

Cuando en 1989 se retiran el último escuadrón soviético, los grupos guerrilleros procedieron a atacar Kabul. El caos interno continúa aumentando y en 1992, se reestablecen las leyes islámicas. La economía de Afganistán caía en picado y el tráfico de opio se convirtió en uno de los principales sectores productivos del país.

Los años de gobierno talibán supusieron un duro golpe para los derechos de las mujeres afganas. Para el año 2000 el ejército controlaba casi la totalidad del país, pero los atentados del 11-S provocaron que Estados Unidos bombardeara nuevamente Afganistán a finales de 2001.

La OTAN apoya el despliegue de tropas en el país afgano, y las fuerzas internacionales intentan imponer un gobierno bajo las constantes respuestas por parte del ejército talibán. Hamid Karzai es colocado en la presidencia del gobierno, puesto al que accedería democráticamente en 2004 tras la celebración de unas elecciones que habían sido pospuestas en varias ocasiones por culpa de las revueltas.

La presidencia, sin embargo, no permitía a Karzai tener el control sobre todo el territorio, debido al control que las diversas partes del conflicto ejercen sobre las distintas regiones y ciudades del país. Aún así, Karzai fue reelegido presidente en 2009 y se mantuvo en el cargo hasta 2014, cuando fue elegido Ashraf Ghani, actual presidente.